jueves, diciembre 29, 2011

Nochebuena, tardetriste

Unos días antes de Nochebuena , mi hermana puso una hucha en su tienda para recaudar dinero para luego comprar regalos para el centro de acogida de menores de Alicante. Al final recaudó 200€ y compraron regalos con todo el dinero.
El día de nochebuena por la tarde me dijo si le acompañaba a ella y su amiga Noelia ( que es la que trabaja allí) a llevar los regalos con mi sobrina también. Aunque soy muy "solidario", (nótese las comillas , para ver que hablo con ironía), irme de casa esa tarde y tal se me hacía un poco cuesta arriba, pero finalmente dije que si.
Llegamos al sitio que está en el barrio de Altozano, llamamos al encargado del centro para que nos dijera cuando podíamos pasar sin que nos vieran los niños que había dentro. Entramos con sigilo para que no nos oyeran y dejamos los regalos en una sala.
Después nos enseñaron el centro. Es un colegio como otro cualquiera pero con habitaciones con camas.
Lo primero que te llama la atención es imaginarte que muchos de esos niños se pasan 24 horas allí día si , día también.
No están obligados a quedarse encerrados, pero muchos de ellos, sobre todo los mas pequeños no tienen donde ir ni con quien ir a veces. Ellos son su familia y ellos se cuidan unos a otros.Nos enseñaron el baile que iban a hacer a sus familias al día siguiente. Una de las njiñas , se hizo muy amiga de mi sobrina Lola, y no hacía mas que cogerla en brazos y jugar con ella, la Lola al principio estaba un poco vergonzosa pero al final se soltó y se lo pasó genial con ellas.
El momento triste de la tarde y de ahí el título del post vino cuando uno de los niños estaba mirando sin parar por la ventana .. y se acercó otro niño y le dijo que iba a venir su madre, en ese momento , una de las cuidadoras se le acercó y le dijo que no, que su madre no iba a venir (es mucho mejor decirle que no va a venir a tenerle esperando en la ventana toda la noche sabiendo que no va a venir). En ese momento, justo en ese momento me di cuenta que soy gilipollas , gilipollas sin remedio. Por preocuparme por cosas triviales, por enfadarme por mis movidas cuando a unos pocos kilómetros de mi casa hay gente que en nochebuena no va a venir su madre a verlo porque seguramente se haya ido de fiesta y pase de su hijo. La cara de ese niño en la ventana es de esos momentos que se te quedan grabados y tarda tiempo en olvidarse.

Gracias Lola y gracias Noelia por llevarme.

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